¿No ardían nuestros corazones mientras nos acompañaba en el camino y nos explicaba las escrituras?

martes, 27 de mayo de 2008

34 EXPERIENCIA EN EL CHAD

[27-may] Lo cierto es que llevaba un tiempo con el gusanillo de Africa en el cuerpo cuando surgió la ocasión. En Bebedjia (Rep. De Chad) necesitaban un cirujano para sustituir a la hermana Mónica, comboniana italiana, que dejo el hospital en Octubre del 2007.

Durante este tiempo la actividad quirúrgica se ha sostenido gracias a un magnifico equipo de enfermeros, y a las múltiples visitas de colaboradores extranjeros que echaban una mano durante uno o dos meses.

Tras planteárnoslo en familia vimos que aunque sería doloroso y supondría un sobreesfuerzo, sobre todo de Merche, nos iba a valer la pena a nosotros y al hospital. Lo hablamos con la comunidad LMC y Tere se apuntó como traductora utilizando su mes de vacaciones.

Hubo alguna iniciativa en el hospital de Valdepeñas de varias personas que querían apuntarse pero finalmente no pudo ser, aunque el supervisor de quirófano me ayudo a recoger material para llevar, y el director me dio todas las facilidades incluido un permiso de un mes con sueldo para no tener que gastar las vacaciones.

Y así fue, la comunidad LMC, insistió en que los gastos del viaje se hiciesen a cargo del fondo común, y los de la zona sur nos encargaron artesanía para los puestos de animación misionera.

Chad es un país asolado por una guerra de baja intensidad que mantiene con Sudan a través de múltiples guerrillas que están dejando la parte Este llena de campos de refugiados, un gobierno pseudo-democrático que consiguió el poder gracias a un golpe de estado, y que se mantiene en el gracias al apoyo de Francia (excolonizador) y EEUU (que explota el petróleo de la zona sur del país). En febrero hubo un nuevo intento de golpe de estado que fracaso gracias al apoyo de Francia, cuando el presidente Idris Deby estaba rodeado por rebeldes en su bunker del palacio presidencial.

En Bebedjia, en la zona sur junto a las explotaciones petrolíferas, se vive en parte ajeno a todas estas historias políticas y la gente se afana en sobrevivir, cultivando sus campos, con su ganado, en los pequeños negocios o buscando trabajo en los campos petrolíferos.

El trabajo realizado: Una gota en un mar de necesidades. Supuso un respiro para el agotado equipo de enfermeros que asumen la cirugía, alguno pudo tomarse unas vacaciones, otro una baja de una semana. Muchas operaciones, muchas curas, partos…
Tere me ayudo mucho con el francés, el personal del Hospital incluidas las monjas y el medico español intentaron facilitarme las cosas y ayudarme en todo lo que necesité.
La directora se tuvo que volver a España rota de su entrega total al hospital, pues no es fácil un trabajo de este tipo en un lugar como este. Ponte buena Magdalena.

La convivencia: fantástica. Tanto con las hermanas combonianas que nos acogieron, como con el personal del hospital, así como en las misiones que conseguimos visitar. Todos esperan que volvamos. Ya veremos les dijimos.

Lo mejor: La vuelta a Africa. Los sonidos, las sonrisas, los niños, los olores, el mercado, la luz y los colores; y sobre todo sus gentes y a Dios allí cerquita de ellos, de mi de todo. También las pequeñas conversaciones, las risas tan fáciles en estas latitudes, la vida, el rio…
Lo peor: La separación. Tener a Merche y a los niños lejos a pesar del teléfono. La miseria y el dolor de la gente, y las dudas y la impotencia ante algunas de las enfermedades que les derrotan ante las que casi nada podía ofrecer profesionalmente.






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