¿No ardían nuestros corazones mientras nos acompañaba en el camino y nos explicaba las escrituras?

miércoles, 27 de abril de 2011

325 QUE EL ALIENTO DEL ESPÍRITU NOS ALEGRE Y NOS ELEVE

El Señor Resucitado hace que no tengamos miedo y que vivamos con alegría nuestro ser cristianos, testigos suyos en medio del mundo. “Recibid el Espíritu Santo”. Recibid el Espíritu para volar, para soñar, para transformar, para colorear la vida y enseñar a mirar con los ojos del Resucitado. Una Iglesia alegre, alentada por el aire del Espíritu, que nos zamarrea, nos lleva de acá para allá, no nos deja estáticos, sino en un dinamismo continuo. Una Iglesia que es familia, de los que comparten la fe en el Resucitado. Una Iglesia que no se queda en los criterios del mundo, de la tierra, sino que es Iglesia que se “eleva” sobre los intereses y las limitaciones humanas. Al mismo tiempo es una Iglesia encarnada y solidaria con los que más sufren, pero llevada por las alas del Espíritu.
¿Os apuntáis a participar de este modo en la Iglesia? ¿Quién coge el “globo” del Espíritu?

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